Los telecentros nacen de la experiencia de países desarrollados, ellos proponen que el acceso al Internet es una vía para el desarrollo. Esta práctica falla, porque el desarrollo es pensado desde afuera, como entes externos; por lo que los resultados se basaban en imposiciones y en posteriores desapropiaciones de los proyectos.
En Latinoamérica surgieron con la aparición de las nuevas TIC a fines de los años 80 e inicios de los 90. Según el documento Estado del Arte de los Telecentros de América Latina y El Caribe “La instalación y despliegue de los telecentros es un fenómeno que se inicia en la década de 1990. Su proceso de desarrollo se ha caracterizado por un veloz proceso de instalación en todos los países del continente, que no ha sido seguido con la misma rapidez por la reflexión teórica. De allí que, aunque se puede encontrar una gran cantidad de textos que aluden al fenómeno, en el momento actual no existen consensos generales sobre su epistemología, en especial al observar el concepto telecentros”.
Ofrecen servicio de capacitación, educación, prestación de servicios de Internet, venta de insumos, servicios para gobiernos electrónicos, entre otros. Veremos cuales son las metas y objetos que persigue un Telecentro y cuales las estrategias económicas y comunitarias para mantener estabilidad financiera y social en su entorno
Las alianzas estratégicas son de vital importancia en el nacimiento, desarrollo y vida de un Telecentro, pues, se extiende a los grupos y/o instituciones comprometidos con el crecimiento seguro y eficaz de los mismos, por esta razón en este capítulo se enfatiza en las alianzas que los telecentros desarrollan para asegurar su permanencia e incidencia social en cada espacio en el que actúan.
Telecentro
Es un espacio físico de encuentro y comunicación, ubicado dentro de un contexto comunitario y aglutinador de iniciativas participativas para el mejoramiento de la calidad de vida de la población de la que es parte, usando las tecnologías de información y comunicación como herramientas de trabajo
Un telecentro es un lugar público donde la gente puede utilizar computadoras con acceso a la Internet y otras tecnologías que ayudan a recopilar información y a comunicar con otras personas al mismo tiempo que desarrollan habilidades digitales. Cada telecentro es diferente pero todos convergen en el uso de la tecnología para el desarrollo social y comunitario, lo cual reduce el aislamiento, crea contactos, promueve temas relativos a la salud y crea oportunidades económicas. Los telecentros existen en casi todo el mundo y son a veces conocidos bajo diferentes nombres (por ejemplo centros rurales de conocimiento, infocentros, centros de tecnología comunitaria, centros multimedia comunitarios o telecentros escolares).
Los telecentros son puntos de acceso a Internet situados en poblaciones rurales, que garantizan una conexión adsl o vía satélite gratuita y de calidad. De este modo se pretenden mejorar las condiciones de vida de zonas desfavorecidas y potenciar las iniciativas, que a través de Internet puedan llevar a cabo sus habitantes.
El programa Telecentros, se dirige a los municipios de zonas rurales y a núcleos urbanos desfavorecidos, a través de las Diputaciones, Cabildos y Consejos insulares o, en su caso, Comunidades Autónomas uniprovinciales. La actuación tiene como principal objetivo facilitar el acceso a las nuevas tecnologías tanto a las poblaciones rurales como a los colectivos menos integrados, a fin de lograr su participación efectiva en la Sociedad de la Información.
Actuaciones de Telecentro
Las principales actuaciones a realizar en el programa Telecentros son:
- Conexiones a Internet de banda ancha buscando siempre la mejora de las condiciones de acceso de los ciudadanos que habitan en zonas rurales y urbanas desfavorecidas.
- Equipamiento de los Centros de Acceso Público a Internet.
- Servicios de instalación, mantenimiento y atención al usuario.
- Servicios de control y gestión del Centro.
- Portales de servicios a poblaciones rurales.
- Servicios de dinamización y formación.
- Conectividad a Internet de banda ancha.
Servicios de Dinamización y Formación
El éxito global del programa Telecentros requiere de la dinamización de los centros de acceso público a Internet, así como la formación del personal de soporte.
Se proponen actividades basadas en los siguientes principios:
- Universalidad: actividades para todos y de todos.
- Transversalidad: acciones realizadas que converjan y repercutan en la formación, inserción laboral y participación de toda la comunidad.
- Inclusión social: se fomentará la integración social de los habitantes del municipio.
Implicados
El Ministerio Agricultura, Pesca y Alimentación, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, a través de la Entidad Pública Empresarial redes, y la Federación Española de Municipios y Provincias han acordado lanzar el programa Telecentros con la finalidad de garantizar la continuidad y reforzar las actuaciones realizadas anteriormente en el marco del programa Internet Rural.
Pueden adherirse al nuevo programa las Diputaciones Provinciales, Cabildos, Consejos insulares así como a las Comunidades Autónomas uniprovinciales quienes realizarán una primera preselección de los entes locales beneficiarios a través de la correspondiente convocatoria pública. La Federación Española de Municipios, Provincias, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y red.es, establecerán la lista definitiva de los entes locales seleccionados.
Telecentro Comunitario
Un Telecentro es muy diferente a un cybercafé, es un lugar donde las personas aprenden en forma colectiva el uso de las nuevas tecnologías, investigan y producen conocimientos útiles para mejorar la calidad de vida de su comunidad, se informan de sus derechos, entablan relaciones con otras comunidades, publican sus opiniones y relatan la vida de su región, y así entre todas éstas posibilidades intentan superar la exclusión digital. Todo esto se genera en un ambiente de colaboración mutua y de amplia participación ciudadana. Una iniciativa de inclusión digital que colabora fuertemente en la inclusión social y desarrollo de la ciudadanía, sin plantear ambos como excluyentes.
Beneficios del uso de un Telecentro Comunitario
Los Telecentros se han difundido a lo largo de todo el país y existen de las más diversas y variadas experiencias.
Son innumerables los beneficios que trae la instalación de un Telecentro, puede ser equivalente a preguntarse cuales son los beneficios de una biblioteca o una oficina de correo.
Desde el momento que da respuesta a lo que hoy se considera un derecho, que es el acceso universal a la red Internet y sus contenidos, es decir a ampliar el conocimiento y la información, su instalación es beneficiosa, en tanto esté puesta al servicio de la comunidad.
Mejorar la calidad de vida, estimular la creatividad de los jóvenes, favorecer el comercio y la producción local, fortalecer la conciencia cívica y la democracia, romper el aislamiento de comunidades alejadas como las rurales, promover la colaboración mutua y la ayuda solidaria, lograr la atención de los medios masivos de comunicación frente a situaciones de injusticia, son solo algunos de los aspectos que se han puesto de manifiesto con el buen uso de un Telecentro.
Protagonistas en un Telecentro Comunitario
Entre quienes definen la característica y los resultados de un Telecentro, están los protagonistas o los actores, los cuales pueden ser:
El Barrio: Los vecinos y vecinas del barrio tienen particularidades que los diferencias de otros, la relación con la escuela, la parroquia y otras instituciones puede ser mejor o peor, cantidades de cualidades que hacen que el barrio tenga su propia vida e historia.
La Comunidad u Organización Anfitriona: Generalmente los Telecentros se ubican en el local de una organización no gubernamental, escuela, vecinal, parroquia o cualquier otro tipo de organización comunitaria. En este caso el Telecentro se ubica en la Sede de Agrupacion de Mujeres Lideres, Las formas de funcionamiento, las pautas de convivencia, la historia de la comunidad, las personas fundadoras, etc. son determinantes para el funcionamiento posterior del Telecentro.
La Institución de Apoyo: Como es en este caso el proyecto cuenta con el apoyo de flacso (facultad latinoamericana de ciencias sociales), fosis, entre otras, existe frecuentemente otra organización que colabora en el armado del Telecentro, aportando experiencia técnica y pedagógica, incluso puede proveer parte del financiamiento del mismo. Este actor, puede poner o bien convenir condiciones para su apoyo que se verán reflejadas también en el Telecentro.
Los Capacitadores: Existen personas de la comunidad, preparadas para capacitar a quienes empizan a hacer uso del Telecentro.
Los Usuarios: Los vecinos y vecinas del barrio irán paulatinamente, gracias a la capacitación, integrándose como usuarias y usuarios del Telecentro, al que incorporarán a sus hábitos cotidianos.
Telecentro (Venezuela)
Telecentro es un canal de televisión regional que trasmite en señal abierta por la frecuencia 11 de VHF. Tiene su base en la ciudad de Barquisimeto al occidente de Venezuela en el Estado Lara. Fue el primer canal regional fundado en Lara en 1990, su señal llega además a los Estados Cojedes, Portuguesa y Yaracuy. Su programación se caracteriza por resaltar los valores culturales y artísticos del occidente del país con énfasis en el Estado Lara. También trasmite programas de entretenimiento y de información.
El día 28 de mayo de 1990, son instalados en el Parque Nacional Terepaima, en el Estado Lara los equipos de transmisión de la frecuencia 11 VHF, con la colaboración de expertos franceses y personal de la planta televisiva Venevisión, como señal de prueba autorizada por el para entonces Ministerio de Transporte y Comunicaciones. Sale oficialmente al aire el día 11 de julio de ese mismo año, desde un galpón ubicado en la Avenida Pedro León Torres esquina calle 47 de la ciudad de Barquisimeto, respondiendo así a la necesidad de un canal regional para la Región Centro Occidental de Venezuela. Poco a poco ha ido calando dentro del corazón de la población larense.
En el año 2002 deciden mudar sus estudios al Centro Comercial Los Cardones, ubicado en la urbanización La Rosaleda de Barquisimeto.
Como en la mayoría de los países de América Latina, en Venezuela Internet entró a la sociedad de manos de la academia. Fue en 1992 cuando el Estado, a través del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit), hizo posible el acceso mediante la puesta en funcionamiento de algunos nodos en las universidades de las ciudades más importantes del país, lo que desemboco en la consolidación de la red académica nacional (Reacciun), en 1994.
En 1995, compañías privadas comienzan a ofrecer el servicio en las grandes ciudades y en 1997 éste comienza a expandirse a los estados más pequeños y económicamente deprimidos del país.
A pesar de ello, cuatro limitantes permanecieron presentes para el acceso a la población de menores recursos del país: 1.- la carencia de equipos de computación, 2. la exigencia de una tarjeta de crédito para domiciliar los pagos al proveedor del servicio 3.- la escasez de líneas telefónicas en las zonas rurales y urbanas de tipo popular y 4- las altísimas tarifas telefónicas.
No obstante, las compañías privadas que operan en el campo de las telecomunicaciones han sabido abrirse paso para captar más clientes. Pruebas de ello son: 1.- la política de la telefónica nacional (CANTV) de ofrecer un número nacional de acceso (lo cual hizo técnicamente posible que cualquiera con teléfono pudiera conectarse al costo de una llamada local), 2.-la rebaja en la tarifa de acceso ilimitado (con lo cual además se promueve un mayor consumo telefónico) y 3.- la implantación del sistema pre-pago, con lo cual desaparece la exigencia relativa a la posesión de una tarjeta de crédito.
En la actualidad, no obstante estas medidas, aún prevalece un acceso restringido lo cual pone en evidencia que la implantación y multiplicación de los servicios de telecomunicaciones no ha generado beneficios similares a todos los sectores sociales, manifestándose lo que se conoce como el “divisorio digital”.
Pero ello no es algo nuevo. La desigualdad de oportunidades de acceso a los recursos de información y conocimiento no ha sido ocasionada por la digitalización. Por el contrario, la brecha siempre ha existido producto de desigualdades sociales y lo cierto es que, gracias a as nuevas tecnologías, está ensanchándose con mayor celeridad. (Silva, 1999:2) En Venezuela son variadas las iniciativas tendientes a brindar “acceso público” a Internet.
Aunque el censo sobre ellas es una tarea pendiente, en medio de una innumerable cantidad de “ciber-cafés” 2 que han proliferado en las ciudades más importantes del país como Caracas (Centro Comercial Sambil/, Centro Lido), Valencia, Maracaibo, Barquisimeto, Porlamar y Mérida, se cuenta con otro tipo de experiencias que podrían ser definidas como telecentros.
El primero de ellos se inauguró en 1996: el Centro de Información Digital (CID) ubicado en la Casa de la Cultura de La Victoria, Edo. Aragua3, un proyecto realizado con la consultoría de HACER-ULA, que recibió apoyo de la Gobernación de ese estado y del Conicit, a través de Reacciun, y que ha sido desarrollado por una fundación privada (Fundacid).
A comienzos de 1999, también con el apoyo de Reacciun, bajo el nombre de CAPIB (Cabinas de Acceso Público a Internet en Bibliotecas) 4 se abrieron dos servicios en las salas de ciencia y tecnología de la Biblioteca Metropolitana de Caracas (Reacciun, 1999).
A mediados de 1999 la empresa Hacer Sistemas, C.A., incubada en el Parque Tecnológico de Mérida, y la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) crean el proyecto Ventana Teleinformática Universitaria para desarrollar en Caracas los primeros Muelles de Alejandría, una iniciativa piloto (cuya expansión está prevista mediante el sistema de franquicia al resto del país) que presta un servicio orientado profesores y estudiantes sin acceso a las tecnologías de información y comunicación. Su conectividad 24 horas es posible gracias a Reacciun.
También la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Fundacite) de Mérida, gracias al apoyo del Parque Tecnológico de la ULA y de la Gobernación de ese estado, ofrece acceso a Internet a niños y jóvenes mediante convenios suscritos con escuelas y liceos, a través en sus “Casas de Ciencia”, ubicadas en Tovar, El Vigía, Tucaní y Timotes.
En Barinas, como parte de los servicios de conectividad del nodo local de Reacciun, funciona desde el año pasado la Sala de Acceso Público a Internet (SAPI) en el local de la comisionaduría del Conicit.
Vale la pena resaltar que, a diferencia de la tendencia observada en otros países de América Latina y El Caribe, donde los telecentros han recibido escaso financiamiento por parte de los organismos del gobierno (Gómez, 1999, p. 20) en Venezuela, a pesar de que no existe un diagnóstico preciso de la situación, podría destacarse el hecho de que la mayoría de las experiencias que pudieran ser catalogadas como tales han recibido el apoyo del Estado Nacional (Reacciun-Conicit) o Regional (Gobernaciones de Aragua y Mérida).
En paralelo a estas experiencias comienzan a surgir otras que no cuentan con apoyo oficial.
Una de ellas, el Infocentro María de San José, abrió sus puertas el año pasado en una pequeña iglesia de Catia La Mar (Estado Vargas), gracias al respaldo de la delegación de la Unesco en Caracas y de varias empresas privadas del sector telecomunicaciones.
Lamentablemente, debido al desastre natural que afectó la zona, éste ha debido suspender sus operaciones temporalmente.
Por lo antes expuesto cabe resaltar que la necesidad de poner las tecnologías de la información y la comunicación al servicio de la transformación social es algo que ya parece estar claro para algunos activistas sociales, quienes han abrazado los centros comunitarios con grandes esperanzas, persuadidos de la necesidad de aprovechar las oportunidades que significan el intercambio de información relevante y la posibilidad de poner contenidos propios en la red para impulsar la acción colectiva. No obstante, “hasta ahora no existe evidencia de que ello haya tenido un impacto social positivo.
A pesar de que el auge de Internet es nuevo a partir de los años 90, su popularización, ya en Asia, Africa y América Latina existen variadas y distintas experiencias las cuales han sido promovidas por diversos entes, entre los que destacan organismos internacionales como la Unión Internacional de Telecomunicaciones, el Instituto Internacional para la Comunicación y el Desarrollo y el CIID-Canadá.
En cuanto a Latinoamérica, destaca la iniciativa del programa Pan Global Networking del CIID que puso en operación un sitio web sobre telecentros y co-financia el Proyecto Telelac (Telecentros de América Latina) de la Fundación ChasquiNet (Quito, Ecuador) que tiene entre sus objetivos crear una Red Latinoamericana de Operadores e Investigadores sobre Telecentros, así como también enlazar, a través de un sitio web, diversas experiencias de distintos países de la región.
En tal sentido, así como es necesaria la producción endógena de contenidos, es más que urgente la realización de investigaciones locales: por regiones, por países, por ciudades, por comunidades. Sin embargo, al preguntarse sobre el “cómo hacerlo” la respuesta no aparece rápidamente ni con claridad.
Menou (1999: 214) recomienda la realización de estudios que empleen métodos antropológicos en conjunción con una arquitectura de investigación-acción, asumiendo que el propósito de este tipo de estudios debe ser entender qué esta sucediendo en vez de procurar la obtención de data que soporte planes y teorías predeterminados.
A nosotros se nos ocurre que, además de evaluar a posteriori el resultado o impacto de los proyectos, habría que evaluar también, en su etapa de formulación, si se está tomando en consideración la "viabilidad" sociocultural.
Algunas preguntas nos resultan claves: ¿Satisfacen estas iniciativas las aspiraciones del colectivo al cual pretenden servir?, o ¿han sido diseñados "desde arriba" sin que exista un diagnóstico participativo que ofrezca indicadores más o menos claros del problema que se pretende resolver mediante su implantación?
Una forma de generar "viabilidad" sería que los destinatarios de los proyectos se incorporasen a estos desde su diseño. De acuerdo con José Ignacio López (1999) ello podría ser posible “si sus promotores de alguna manera son partícipes de las redes físicas” y por lo tanto capaces de detectar las necesidades reales de una comunidad, o de crearlas para garantizar la viabilidad.
Luis Barnola (1999) añade que “para ello el trabajo en comunidad pareciera ser indispensable (...) quizás el manejo en grupos que puedan de esa forma hacer trabajo conjunto (...) sería una buena alternativa"
La idea es que de estas indagaciones surjan pistas en relación con lo que debe hacerse para que, verdaderamente, estas experiencias se constituyan en una herramienta para la transformación y la construcción de una sociedad democrática y participativa.
Se ha dicho que la crisis de nuestros países es producto, en gran parte, de la desintegración social. Por ello, los centros comunitarios deben trabajar para lograr la integración, lo cual “tiene mucho que ver con comunicación, con solidaridad, con comunidades activas en su condición de sujetos colectivos” (Esté, 1998:1)
Obviamente, ni la integración ni la participación ni mucho menos la democracia se decretan. Son todas aristas de un proceso siempre en construcción protagonizado por unos actores sociales que la aspiran y cotidianamente la conquistan sobre la base de un gran esfuerzo por vencer barreras de las cuales no escapa su propia inercia y apatía.
Participar y actuar organizadamente es uno de los mayores retos ciudadanos. Ello implica no sólo la conquista de espacios y canales para la comunicación y de un saber instrumental, sino la reflexión y la conciencia sobre el entorno en el que se vive y una decidida acción política.
Frente a la notable ausencia de orientación para captar el sentido de un contexto tecnológico y social en transformación permanente, es necesario crear y desarrollar metodologías alternativas para la introducción de las TICS en la sociedad que permitan “entender a fondo el fenómeno o el contexto en el que se está trabajando antes de pretender modularlo, modificarlo o aprovecharlo” (Rodríguez: 1996)
A nuestro juicio, si el mismo proceso de introducción de las TICS no genera la conciencia crítica de los actores sociales involucrados, su mera utilización no generará un impacto social positivo. En Venezuela, los centros comunitarios de acceso a Internet tienen por delante ese desafío y los encargados de formular las políticas públicas deberían tomarlo en cuenta.
http://www.funredes.org/mistica/castellano/ciberoteca/participantes/docuparti/esp_doc_35.html